Julián David Gutiérrez Quijano-Colectivo Popular Simón Rodríguez.- Las utopías nos hacen andar, aún cuando seamos conscientes de su valor soñado, o así lo concluiría entre tantas otras cosas el maestro Eduardo Galeano. Y es que esto, en un contexto que exige al humano su materialidad, al tiempo que lo desconecta de lo espiritual y lo desarraiga de la tierra, resulta especialmente llamativo; pues entonces caminar, y caminar de la mano para juntar sueños y hacer-nos un mundo más justo entre todos y todas, es el camino más sensato de los explotados y excluidos del planeta.
Cabe decir que este proceso, gestado desde las juventudes, ha reflexionado sobre la estructura misma de la tradicionalidad en los espacios de participación política y movilización, siendo conscientes de que el trabajo con la comunidad, y en este caso en el barrio, es el primer lugar desde donde se construye poder popular. Allí, en el barrio San Fernando, el espacio contó con una jornada de muralismo en algunos espacios públicos del barrio, cartografía social con niños y niñas del sector, presentación de artistas, raperos, circo y finalmente un cine foro.
Teniendo en claro que el territorio es construido socialmente, y que por lo tanto, en la reflexión sobre el mismo por quienes lo habitan se produce conocimiento, conocimiento popular que da nuevo sentido a la realidad y propicia la toma de decisiones y la participación, se dinamizaron entre la comunidad infantil y las personas que confluyeron al evento, escenarios con diálogo y diagnóstico sobre los sentires, historias y problemáticas locales. En esta línea, por ejemplo, el ejercicio de Cartografía Social realizado por el Colectivo Popular Simón Rodríguez en articulación con la Unión alternativa Juvenil, caminó sobre la necesidad de la planificación, organización y transformación social-comunitaria desde y para quienes viven y conviven en el territorio. Aquí se hace evidente en las voces de los habitantes una serie de sentires, problemáticas y conflictos en torno al espacio público, el medio ambiente, la ciudad considerada como hostil para la niñez, y por su puesto la necesidad de reflexionar sobre ello y buscar las formas de transformarlo.
Se espera que este tipo de espacios se diversifiquen en acciones que le apuesten al empoderamiento y la construcción ciudadana.
Este es el inicio de un proceso que se piensa en red, y le apuesta a la generación de tejido social y la construcción de memoria colectiva desde y para las comunidades y sus territorios.
